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¿LA JUSTICIA LLEGA?

¿Cuántas veces hemos oído en Perú el dicho "la justicia tarda pero llega"? ¿Y cuántas veces nos lo hemos repetido como un sonsonete a fin de sentirnos mejor, darnos ánimos o por optimismo terco? Y así como muchas veces este bendito dicho ha resultado, al menos en parte, reparador, otras tantas nos ha vuelto a sumir en la frustración. Eso nos pasa, por ejemplo, cuando recordamos que tenemos a un preso como Fujimori, merecidamente preso y condenado, a muy pocos pasitos de la libertad que no merece.

Esta vez el dicho tiene otro color. No podría utilizar este ni ningún espacio para defender el Gobierno de Ollanta Humala. Con sus luces y sombras (a mi juicio muchas más sombras) no fue ni la mitad de lo que se esperaba ni mucho menos el pálido reflejo de lo que se comprometió a ser. La frustración y decepción de quienes confiamos (y esto no es malo, porque confiar en un proyecto es de lo más responsable que se puede hacer como ciudadanxs) no cabe ni en uno ni en un millón de escritos.

Pero esto no va de traiciones a un proyecto político, de expectativas frustradas y ni siquiera de línea ideológica de un gobierno. Lo de hoy va de justicia. De pura justicia. De ese aspecto fundamental que nos pone a todos (o debiera) en igualdad de condiciones. Pero no es así. Así como utilizamos "la justicia tarda pero llega" como frase para fortalecernos, hoy debiéramos preguntarnos si acaso ya estuvo bueno de esperar. Ver a Ollanta Humala y a Nadine Heredia ponerse a disposición de la justicia es positivo en la medida en que responderán por los hechos imputados y, esperemos que con neutralidad judicial, se sancionará y condenará en la medida que corresponda. Pero, esto no puede desdibujar el panorama real. La foto grande. La vergüenza mayor.

¿Qué clase de justicia tenemos cuando sólo hace prevalecer la ley para unos? ¿Acaso no debiera juzgarse por los mismos hechos a quienes también están involucrados en estos? ¿Cuándo será el día en que veamos que a Alan García y a Keiko Fujimori se les procesa y sanciona con la misma contundencia que a Humala y Heredia o, incluso más allá, cuándo será el día en que ambos se pongan a disposición de la justicia en lugar de enfangarla con su desdén y su sonrisita cómplice?

La columna de Gorriti lo dice claro (les dejo el enlace más abajo), hay más nombres involucrados y la Fiscalía ha sido irresponsablemente parcial al utilizar sólo lo necesario para poner a Humala y Heredia en la picota. OJO, decir esto no los exculpa ni declara su inocencia. De hecho, es la irresponsabilidad de la Fiscalía la que petardea nuestro sistema judicial, lo ridiculiza y, en última instancia, la lleva a ser tomada menos en serio. Eso, en cualquier país democrático es un riesgo que no debiera correrse.

Finalmente, y ante estas noticias que una a la distancia lee y siente con indignación e impotencia, hay que decir también que existe otra cara de la moneda. Si la ciudadanía es cada vez más consciente del juego de impunidad que busca instalar un sector de la justicia (porque hay jueces decentes y es bueno recordarlo), con el apoyo de grupos de poder políticos, empresariales y, hay que decirlo, mediáticos también, le haremos más difícil la estrategia. Si el sentido común es crítico, si la demanda ciudadana es de justicia igual para todos y si no logran tapar con los días o con otras noticias el enorme escándalo que están llevando a cabo, se verán obligados a replantearse la estrategia, virar y, quién sabe, podremos lograr que la justicia tarde y se tropiece, pero llegue para aquellos que parece que siempre logran esquivarla.

Que la prisión preventiva de Humala y Heredia sea un punto de partida de no retorno. Que los que siguen bailando al son de la impunidad empiecen a preocuparse porque, al margen de los poderes que tienen de su lado, enfrente estamos los que nos hacemos fuertes justamente cuando nos indignamos si nos quieren vender gato por liebre o justicia por parcialidad. Si tanto tarda la justicia para llegarle a quienes se ríen en nuestra cara hace años habrá que darle un empujoncito. Esto no va de ideologías, sino de democracia. Esto no va de izquierdas ni de derechas ni de partidos políticos, sino de decencia como país. ¿Dónde es la marcha?


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