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Nos movilizamos por trabajo digno

Hay que ser un miserable para no ver más allá de tus privilegios y esperar que en aras del “crecimiento” y la “reactivación de la economía” otros tengan que aguantarse la “flexibilización” de sus derechos, como ha declarado hoy Aldo Mariátegui. De los 8 millones de jóvenes entre 18 y 29 años que hay en nuestro país, un 32% está contratado bajo un régimen temporal y solo un 3% tiene un contrato permanente. Es decir, al menos 3 millones trabajan en condiciones similares o peores que las que tenían que soportar día a día Jovi, Jorge y Luis (19,21 y 15 años) jóvenes que murieron en el incendio de la galería Nicolini en Las Malvinas, calcinados en contenedores de metal en los que eran encerrados con candados por 10 horas al día .

Frente a esta tragedia, que ya no solo indigna, sino que duele por lo escandalosamente inhumano que pueden ser las condiciones laborales en nuestro país, muchos opinólogos saltan a criticar la “informalidad”. Llamarle informalidad a la explotación laboral en nuestro país, que linda con el esclavismo, es ponernos una venda en los ojos. Y como el diagnóstico es informalidad, la receta es reduzcamos los impuestos, evitemos la tramitología, reduzcamos la RMV, total el mercado lo regula todo. Hay que recordarles a estos opinologos que sus recetas no son nuevas, que toda esta lógica de flexibilización laboral nace del gobierno de Fujimori y que el actual gobierno inició su mandato con un paquete de medidas de “reactivación económica” en la misma línea. Estas recetas NO han funcionado y no funcionaran, seguimos teniendo una tasa de informalidad alrededor del 70% del total de la PEA antes y después de todo el llamado superciclo de precios de minerales. Lo que está detrás de que un joven decida arriesgar su vida en un trabajo precario o de que un pequeño empresario habrá un negocio informal es que no tienen otra opción, en un país subdesarrollado como el nuestro, donde la principal actividad económica es la minería.

La minería es la actividad económica que menos eslabonamientos de empleo genera, sólo emplea al 1% de la PEA, mientras el comercio y la industria emplean el 19 y 9% respectivamente. Si no potenciamos otros sectores de nuestra economía, así todos los jóvenes nos pongamos en oferta a 3x1 para ser contratados, no habrán puestos de trabajo dignos disponibles.

Lo que esta tragedia destapa, es la necesidad de volver a discutir qué modelo de desarrollo se está implementado nuestro país, uno que bajo el mito del emprendedor esconde bajo la alfombra el sufrimiento de millones de peruanos que tienen que trabajar en lo que sea, poniendo en riesgo sus vidas con tal de subsistir. Nos toca exigir desde todos los frentes que las muertes de estos jóvenes no queden impunes, que la precariedad laboral en nuestro país merece un cambio profundo social, económico y político. Tenemos que recordarle a PPK que fue elegido para gobernar para los peruanos y no para los empresarios, los lobbys o para la familia Fujimori, no esperemos más muertes.


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