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DESDE EL NORTE; RECONSTRUCCIÓN CON ORGANIZACIÓN


"Necesitamos celeridad para la reconstrucción, pero no al costo de hacer las cosas como sea, sin evaluaciones serias de riesgo o de impacto ambiental. Necesitamos avanzar rápido, pero sobre todo bien para no volver a exponer a la gente a perderlo todo".

Veronika Mendoza.

Tras el paso del fenómeno denominado “Niño Costero”, la región Piura quedó devastada y las pérdidas fueron cuantiosas. Debido a las intensas precipitaciones y derrumbes se destruyeron 1280 kilómetros de carreteras regionales y 987 kilómetros de pistas a nivel de la ciudad; colegios, hospitales y centros poblados enteros fueron arrasados en los dos meses que duraron las lluvias, agravado posteriormente con el desborde del Rio Piura. Durante ese período, dos de los puntos más críticos fueron la inundación de la ciudad de Piura y la del valle del Bajo Piura, zona donde se localiza la mayor población de productores agropecuarios de la región. Según cifras del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COER) a la fecha hay 7 mil damnificados en la ciudad de Piura y otros 20 mil en el Bajo Piura. La capacidad de respuesta de los gobiernos locales y del gobierno regional quedó a todas luces sobrepasada, lo cual generó un panorama saturado de conflictos sociales en toda la región, exacerbado aún más por el develamiento de la pobre infraestructura pública construida (puentes, carreteras, desagües, defensas ribereñas) que colapsaron rápidamente ante el embate de la naturaleza.

Sin embargo, el punto de quiebre que detona el impulso a la organización social es la débil capacidad del gobierno de PPK para idear propuestas reales y oportunas que permitieran socorrer a nuestra región. En ese escenario hostil, se consiguió articular una plataforma de lucha regional, que operara como un dispositivo que facilitara la presión e interlocución con el ejecutivo. Se conforma así la Mesa Regional Multisectorial conformada por organizaciones sociales, culturales, movimientos políticos y ciudadanos de la región Piura interesados en la reconstrucción, proponiendo entre sus múltiples demandas, que las provincias sean escuchadas y atendidas urgentemente. Uno de los miembros de esta plataforma Regional, el economista José Amaya Chunga, expuso como propuesta de plan de reconstrucción: “la realización inmediata de foros especializados para tratar temas relacionados con la reconstrucción, el financiamiento de obras en tanto se determinen soluciones integrales y se definan salidas técnicas. Y frente al 50% de posibilidad de un FEN a fin de año se debe iniciar la reconstrucción en 90 días. Además, plantear paliativos técnicos para 9 meses en recuperación de vías de comunicación, abastecimiento de agua potable y redes de alcantarillado, junto con defensas ribereñas en medio y bajo Piura, así como en el tramo Piura-Castilla, entre otras”.

En medio del desastre, el tejido social va avanzando en su organización y recomposición, y Ahora es cuando debemos priorizar entre lo urgente y lo inmediato. El camino no es sencillo y la magnitud del desastre puede resultar abrumadora, pero como ciudadanía no podemos desentendernos de este proceso. Por ejemplo, se debe pedir clasificadores presupuestarios para someter a evaluación los montos designados a la reconstrucción y velar por la mayor transparencia en los gastos. En la ciudad, las y los vecinos debemos desarrollar, en conjunto con un equipo técnico especializado, una efectiva planificación urbanística considerando como punto clave la óptima construcción de las redes de drenaje y alcantarillado, para evitar colapsos en fuertes precipitaciones pluviales.

Es importante resaltar que a Piura tiene un nivel de 42.5% de pobreza en su población total, lo que debería significar una mayor importancia hacía esta región, pues los altos índices de pobreza ya aparecían antes del periodo de lluvias (datos INEI 2010) y hoy, después del fenómeno del niño costero, se han visto acrecentados de manera acelerada. Asimismo, debemos saber que, debido al cambio climático, en menos de 34 años han sucedido tres eventos como el que hemos soportado, siendo urgente la construcción de reservorios en zonas estratégicas que abastezcan de agua a toda la región- que también sufre de grandes sequías- y la protección del medioambiente, traducido en políticas y propuestas de gran envergadura. En tal sentido, la declaración en área de reserva del ecosistema de los páramos Altoandinos, principal fuente de agua dulce, tiene que volverse prioridad en cualquier plan de gobierno futuro, dado que no sólo vela por la diversificación productiva - beneficiosa para el sector agro productor que en su mayoría es conformada por campesinos y comunidades campesinas de la costa y Sierra, que ocupan aproximadamente el 50% del territorio piurano- sino también por la perpetuidad de la vida misma en nuestra región dado que las lluvias y sequías irán agudizándose aún más por efectos del cambio climático en los próximo años. La reconstrucción debe avanzar, y es importante que el gobierno cumpla con lo prometido, tan importante como la participación organizada de la gente.


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