UN NUEVO PERU DESDE EL SUR
Era la mañana del 17 de mayo y el Cusco observaba atónito, como una vez más un ex gobernador regional[1] estaba siendo enmarrocado y detenido acusado por corrupción, esta vez fue Jorge Acurio militante del Partido Nacionalista a quién Odebrecht coimeó para adjudicarse la obra Vía de Evitamiento, enrostrándonos así que los tentáculos de Odebrecht llegó a los gobiernos subnacionales sin mayor complicación.
Mientras los cusqueños procesábamos todo esto, el domingo 21 de mayo el ex Ministro de Transportes Vizcarra anunciaba en Cuarto Poder que dejaría sin efecto el contrato y la adenda entre el Estado y la empresa Kuntur Wasi para la realización del Aeropuerto de Chinchero. Lo que vendría después, sobre todo las respuestas políticas que emitía el gobierno, generó un escenario de crispación en Cusco; es decir las idas y venidas del “gobierno de lujo” como el de anunciar dejar sin efecto el contrato, para luego decir que lo están evaluando, el informe dado por la Contraloría y los posteriores enfrentamientos con el inefable contralor Alarcón, hicieron que las divididas fuerzas de las organizaciones sociales sobre todo gremiales y sindicales,[2] intenten convertir esa frustración e indignación que se vivía y se vive en Cusco en un momento político movilizador. El llamado a un paro preventivo para el 30 de mayo, exigiendo el inicio de la construcción del Aeropuerto pero mediante el esquema de obra pública va en tal sentido.
A ello, las organizaciones llegaron sin mucho combustible y opacados por la esperada y ya tradicional movilización y “captura de buses[3]” de los estudiantes de la Universidad Nacional San Antonio Abad, una lucha que exige la rebaja del pasaje urbano (sobre todo del medio pasaje o universitario) y que paraliza por completo la ciudad. Mientras todo esto sucedía por su lado las autoridades regionales, municipales y algunos congresistas, se reunían para bajarle la llanta al paro y neutralizar la lucha, demostrando una actitud condescendiente con el gobierno. Tan agitado panorama político en Cusco, tiene como contraparte las movidas no tan claras y más bien turbias a nivel institucional tanto en el ejecutivo (que al final tuvo que rescindir el contrato de mutuo acuerdo con Kuntur Wasi) y la Contraloria con audios, chuponeos (¿?) y los 90 reloaded.
Y mientras la coyuntura casi nos deja sin aliento y las urgencias desbordan, se hace necesario ver como los militantes del Movimiento Nuevo Perú (MNP) asumimos lo realmente importante. En principio, debemos reconocer que en las regiones existe una bullente actividad política en las regiones que tienen su propia dinámica, sus derivas y contradicciones. Asimismo, hay que reconocer que, dada la fragmentación política y social, la población tiende a enfocar los problemas en figuras políticas individualizadas, perdiendo de vista que los problemas de las regiones y del país incluyen estructuras organizativas y normas de juego favorables a la corrupción y algunos cuantos poderosos.
Frente a este panorama, se hace necesario tener una organización ágil, capaz de dar respuesta y proponer salidas políticas a lo urgente, pero también capaz de enraizarse en las luchas populares con los sensores bien puestos para debatir sobre temas de fondo. Una organización que vuelva a encontrarse con ese pueblo, con ese sur andino que aún a pesar de todo se inquieta, se moviliza y en las elecciones presidenciales le vota al cambio; ahí está el reto para que el Nuevo Perú se afirme como columna central en los esfuerzos de construcción y confluencia para la transformación del país. Esta tarea además requiere el despercudirse y sacudirse de una cultura política que obvia todo lo anterior y donde prima la lógica de cuotas, hegemonismos sobre todo de lo limeño por encima del “resto del país”, apuntemos entonces hacia un MNP donde podamos como dice Raquel Gutiérrez "cultivar cercanía y gestionar distancia[4]", que significa esto y lo más importante como lo hacemos, espero desarrollar esto en un siguiente artículo.
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[1] El primero fue Hugo Gonzales Sayán, encarcelado cuatro años por el delito de colusión.
[2] Una de las organizaciones más importantes a este nivel es la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco (FDTC), que actualmente se encuentra dividida en dos facciones.
[3] Que consiste en capturar buses literalmente y meterlos al campus universitario, para en una posterior negociación con los transportistas ser devueltos. Es una lucha y un mecanismo que se da desde mucho tiempo atrás, y al que se unen estudiantes de universidades particulares e institutos.
[4] Frase y estrategia política acuñada por Raquel Gutiérrez en una entrevista que le hiciera Pablo Iglesias, véase aquí : https://www.youtube.com/watch?v=NtAETkGTOfI&t=1057s
